Hoy ETA ha dado un paso más en la construcción de una Euskal Herria libre al eliminar a otro enemigo del pueblo vasco. El fascista en cuestión contaba 70 años, la edad más peligrosa, y ha sido ajusticiado mientras iba a jugar una partida de cartas en un bar.
Era miembro del consejo de administración de la constructora Altua y Uria, que colabora en la destrucción de nuestra hermosa Euskal Herria. Altua y Uria tiene adjudicadas algunas de las obras del Tren de Alta Velocidad, el mismo tren con el que los fascistas pretenden comunicar las capitales de Euskal Herria con su pestilente Madrid. El mismo tren que horada nuestras montañas, que sepulta nuestra hierba, que emborrona nuestro paisaje milenario con manchas de progreso estéril.
Por eso mismo, ese fascista merecía morir. Porque, con su muerte, Euskal Herria está hoy un paso más cerca de la independencia. Porque, con su cadáver en el tanatorio, nuestra tierra es hoy un poco más libre que ayer.
Y seguiremos en la lucha. Hasta que no quede ningún fascista en Euskal Herria. Hasta que no quede huella alguna de progreso. Hasta que reconquistemos la pureza de nuestros montes y nuestro mar.
Hasta que nadie piense de manera distinta a nosotros.
Hasta que nadie piense.
Hasta que nadie.
Por Jose A. Pérez (Bloguero de "Mi mesa cojea")
jueves, 4 de diciembre de 2008
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